miércoles, 24 de octubre de 2012

De Colecciones!


Desde chica me gustó ese mundo de objetos aglutinados del coleccionista.
Lo primero que recuerdo haber juntado de a montones, en un depósito de mí casa, fueron gatos. El amor irrevocable que les profeso a los mininos me convirtió en la salvadora gatuna del barrio, llegué a cobijar casi cincuenta. Claro que duró lo que tardó mí mamá en descubrir tal obra filantrópica descabellada.
Una mañana, fue hasta el depósito abandonado a buscar algo y casi infarta al ver heladeras viejas todas dispuestas cual guardería,  atiborrada de gatos. Inmensa tarea que solo fue posible gracias a mis hermanos y su silencio cómplice.
Quedé advertida sobre los inconvenientes de coleccionar seres vivos, así que opté por copiar a mis compañeritas de grado e ingresé a ese universo rosa de los papeles de cartas.
Mucha gente ni tendrá idea de que se tratan, los comprobamos en suelto de las librerías y venían impresos con dibujos de Sarah Kay, Frutillita y otras fantasías de aquella época. Intercambiábamos con tanto esmero, la caja de papeles era llevada cada día a la escuela y en el recreo, nos sentábamos a negociar nuestros deseos, los perfumados tenían más valor. Dos sin perfume por uno con, esa era la escala.
Como el tiempo es una pandorga que con un poco de viento a favor, vuela y vuela, quedaron  durmiendo en los estantes, apilados encima de los diarios íntimos y chismógrafos en cuadernos Avon, esos dulces rectángulos con colores y aromas de niñas.
La adolescencia fue una etapa muy radical, donde las hormonas no dieron pie a ninguna colección, salvo noviecillos, que sería poco educado de mi parte mencionar, por eso obviemos el comentario y pasemos a mis dieciocho, dónde retomando el viejo hábito del rejunte, me obsesioné con las tazas, preferentemente de lugares visitados y así con la ayuda de todos mis amigos viajeros más algunas escapadas mías, decoré la cocina de mí casa materna, la vieja quedó así resarcida por aquel desagradable episodio de los gatos.
Cómo fui madre muy joven, a los veintidós,  demás está decirles que lo único que podía coleccionar en esa etapa eran pañales y biberones, además de horas de insomnio y rellenos de piñatas en todas mis carteras.
Los treinta y piquito (ya tengo que insertar la duda de la edad, es obligatorio y de buen gusto) llegaron con hijos pre adolescentes, la mar en calma, la casa en orden y... ganas de volver a un viejo hábito.
Ayer comencé mi colección de tunitas, con la fascinación que tenemos al ir apilando eso que nos da una rara y comedida alegría.
Elegí tunitas porque me parecen unas plantas muy independientes, pueden estar mucho tiempo sin agua, aclaro esto porque si quisiese algo de que vivir pendiente tendría otro hijo, o en su defecto otro gato, pero ese no es el objetivo, por ahora, mi casa cuenta ya con los huéspedes necesarios.
Así que mis tunitas durmiendo en macetitas de colores ya están adornando el quincho de casa, los miraré multiplicarse y en ello consistirá mi dosis de satisfacción.
Ni tantos secretos, ni demasiadas vueltas, hay actividades en la vida tan minúsculas y triviales que si bien no te solucionan problemas, distraen y acarician sin que uno se dé cuenta.
Les dejo unas fotos!




martes, 23 de octubre de 2012

Secretos entre cocidos y rosquitas...

Mueve lentamente sus pies, cansados de haber recorrido ese pasillo igual a la historia de toda su vida.
Doña Juana prepara el desayuno tan parsimoniosamente como la primera vez, tan rico como si ella hubiese inventado el cocido con rosquitas, siempre con manteca y mermelada de guayaba, que, en épocas olvidadas, ella misma la hacía.
Hoy, a sus 78 años, se conforma con quemar el carbón, al que mira hipnotizada, encenderse sobre la hornalla, y ese ardor le quema las pupilas ya desteñidas.
Piensa en algo, no sabemos en qué, o quizá simplemente extraña a su hija Lucía que viajó a España hace tantos años. Ya va a tocar la puerta, se dice, como para mecer sus penas. Ya vendrá, y así ella va a poder preparar el último cocido en esa última mañana.
Una vez dispuesto el desayuno, Doña Juana sabe que cada tres mañanas, su nieto recibe una visita. Ella sabe y hace como que no sabe, tantas cosas guardó a lo largo de su vida,tantos cuentos que se volvieron reales y otras historias que se diluyeron en fantasías, y hoy todo se pinta en el mismo lienzo.
A veces, ella escucha como sus recuerdos se desempolvan solos y llenan la casa de carcajadas, y ella ríe con ellos.
Entonces le vuelve la duda sobre esa extraña visita que cada tres o cuatro desayunos llega a ver al nieto, nunca un saludo, nunca un cruce de miradas.
Suena el timbre,ella se escuda en el alboroto metálico de las cacerolas, el nieto abre la puerta, no hay saludos, se deslizan fantasmagóricamente en el más absoluto mutismo, para al fin desaparecer en la pieza del mango.
Doña Juana suspira, ella también supo de amores y habitaciones selladas, se asfixió en la ansiedad del alma y  se arrodilló ante las efervescencias del cuerpo. Recorrió todos sus caminos montada a sus ganas. Sigue barriendo bajo el mango, después lava las ropas y todo en un silencio que regala a su nieto como un consejo de vida.
Esa mañana encapsulada en el tiempo, no existe entre las otras mañanas, ella y los pajaritos que corean en el mango, lo perciben, pueden oler esa efímera pasión condensada.
De este lado de la puerta, sólo unos yuyitos de flores amarillas y un par de zapatos negros que alguna vez presumieron ser de charol, adornan la entrada a ese irredento cubículo que quizá se deleita con galopes de corazones y suspiros entrecortados, pero afuera sólo los pajaritos, los pajaritos y Doña Juana, que sabe pero no recuerda, que recuerda pero no distingue, que distingue pero duda.
Esperando que se abra el purgatorio y transiten su camino de vuelta, estas dos almas en pena, Doña Juana toma mate.
Y se vuelve a encontrar al día siguiente, mirando el carbón consumirse en la hornalla, quien sabe en qué piensa, si recuerda amores, si imagina visitas furtivas por escaparates de la locura.
No lo sabemos, ella tampoco sabe muy bien sobre la extraña mujer que cada tres o cuatro cocidos con rosquitas, visita al nieto. tampoco sabemos que Lucía, su única hija haya tenido hijos...
Que importa, Doña Juana, va poblando sus horas sin minutos con risas, encuentros, despedidas y muchos, muchos pajaritos coreando en el mango.


viernes, 24 de agosto de 2012

Popurrí de la casa; sírvase!

No soy conocida por adecuarme panchamente a las normas, sino todo lo contrario, lucho día a día por asfixiar o por lo menos sumir en la inconsciencia a la Ña María Contreras que, según mi padre, llevo inexorablemente dentro. Es así que aún cuando todo mi ser entiende qué debe hacer, por una cuestión cuasi diabólica termino buscando "alternativas autóctonas".
En el fondo tal habilidad de auto sabotaje social no altera mi esencia, sólo me jode para vivir en un mundo que adora las formas, los colores y firuletes.
 Cuando estoy feliz, escribo, cuando estoy nerviosa, escribo y si estoy triste o romántica, escribo diez veces más. Así que como anduve vagando por otros sitios virtuales, perdiendo ideas disléxicas en muros y estrechos caracteres decidí hacer un mejunje de pensamientos de tienda de minoristas,de ideas en suelto, por pabilo....


La yuyera
La yuyera de la esquina machaca cada día sus infames anhelos, tritura las hierbas como exigiendo que con los jugos se escurran las penas...pero quedan ensopadas en el despiadado mortero.
Manos olvidadas, sufrientes, llorosas. Alguna vez se pintó las atezadas uñas, de un rosa sin hadas, ni cuentos, ni magia.
Ella sabe de yuyos mustios que crecen por dentro y enmarañan las ánimas. Sabe de madrugadas extraviadas en pasillos de mercados. Sabe de hijos sin padres y también de padres sin hijos.
Los yuyitos no serán gran cosa – afirma
Pero para esperar esperanzas.....angante - he'i.
El azar caprichoso, quiso que la yuyera sea ella y no yo. No hay méritos en lo voluble de la vida.
Cuando me pasó el atadito, escondí mis afortunadas, impecables y culposas manos.

Asunción alcahueta
Son casi las once y Claudia abre sus ventanas para besar a la luna, así ambas, se diluyen y amalgaman en una cofradía apasionada, es que Asunción encierra misterios, antigua y sabia, con sus calles angostas y prejuiciosas, arrulla a los amantes todos, sean amores claros, amores torcidos, inventados o inexistentes.
Asunción guarda en sus decorosas casas de discretas paredes, almas en metamorfosis, que de día trabajan, respetan, obedecen, y de noche; corren, aman y enloquecen.
Sus siete colinas custodian cuentos clandestinos y personajes furtivos, sus plazas cómplices de escaramuzas shakesparianas escuchan el dulce cuchicheo entre los árboles y el viento. Puros quebrantos de Romeos y Julietas.
Y así, cae sobre Asunción, la lluvia alcahueta que arrastra y lava mentiras, para al fin, consolarse en la bahía, mirando la luna en el río.

Lista de quehaceres
Caminá despacito, viví plena, bailá intensamente, llorá hasta vaciarte, respirá pausado, pensá mucho para hablar, poco para dejar ir, pedí disculpas miles de veces pero contá bien a quien y porque perdonas. Reíte de vos todos los días y de los demás casi nunca, dedicáte mil horas a conocerte y pocos segundos para juzgar a los otros. No escatimes amor a quienes te endulcen la vida y obvia a quienes supuren rencores, miráte todos los días al espejo y tratá de ver el mundo con tus ojos y sentir el amor a través de los demás!

Somos lo que jugamos
Cada juguete de nuestra infancia fue forjando partes de ese universo lúdico que aún tenemos empolvado en algún cofrecito de fábula.
Muñecas regordetas y risueñas que simulaban ser hijas de las hijas devenidas en madres, infinitas horas sirviendo imaginarias tazas de té con las amiguitas del barrio. Y las que pertenecimos a esos clanes numerosos con hermanos mayores, pudimos salir a vagar en bici, andando y desandando calles desiertas.
Escudriñando entre casas abandonadas y fábricas jubiladas. Domando todos los árboles de la cuadra.
Cada Repollita, cada taca-taca, cada goma kilométrica y hasta cada Barbie son bellas durmientes que de tanto en tanto retozan y pasean, como hoy, en mi mente. Recordando a la mujer "seria" de ahora, cuánto y con qué poco se divertía de niña.


                                                         Microcuentos

Guardo; recuerdos, amores, libros, recetas de postres, dientes de hijos, flores secas, servilletas en la cartera, esperanzas....pierdo la vergüenza, la compostura, los malos amigos, las ganas, aros, bolígrafos, el miedo, gomitas de pelo, la paciencia y a veces, a mí, pero me vuelvo a encontrar! #Microcuentos (@rosalinngg)

Anda por las calles, raída, rotosa, y deshabitada, pobre loca dicen todos, y llegan a sus casas cabales, radiantes y...... deshabitados #Microcuentos (@rosalinngg)

1 bar, 2 sillas, 3 martinis, 4 hrs d espera, 5 colillas al cenicero, 6 maldiciones y 7 desplantes…a las 8 sonó el despertador. #Microcuentos (@rosalinngg)

Zapatos de aquelarre, exiliados del otro lado de la vidriera, hacía doler los ojos y ampollaba en deseos a sus vanidosos pies. #Microcuentos (@rosalinngg)

Andaba por la vida perdiendo cosas, el vano placer de buscar, esperar, encontrar. Como miguitas de sí misma. #Microcuentos (@rosalinngg)

Eróticas murciélagos pintadas de rosa, cortesana de noblezas sexuales, siempre cubiertas en halo burdo, casi místico, adoradas, infames putas! #Microcuentos (@rosalinngg)

Lo mejor de cuando chica era que había mas tiempo para perder el tiempo, y eso! Eso sí que no se desperdiciaba! #Microcuentos (@rosalinngg)

Después de varios años, las maripositas juguetonas del estómago, engordaron y se pusieron a jugar al póker! #Microcuentos (@rosalinngg)

Caminó en círculos toda su vida, hasta que un día el círculo se rompió y como no tenía hilo ni aguja, se buscó otro círculo. Volvió a caminar. #Microcuentos (@rosalinngg)
 

Quiero flores a mis pies, flores en el pelo, otras pintadas en mí falda, flores columpiándose en el patio. No quiero flores cuando muera..... #Microcuentos (@rosalinngg)

Qué se yo de la soledad y sus habitaciones vacías, en las mías; la algarabía. Pero me cuentan que se extraña a los muertos y se maldice a los vivos. Me dicen que se espera al enemigo como un ilusionado mendigo…#Microcuentos (@rosalinngg)


miércoles, 20 de junio de 2012

Yo me Indigno, tú te Indignas, él se Indigna

En éstas últimas semanas, un sentimiento inusitado se apoderó de un interesante porcentaje de la población paraguaya, como recibiendo ecos tardíos del movimiento mundial llamado Los Indignados, que fue recorriendo el globo levantando puños  y golpeando la puerta al Status Quo.
Dicen que la manera más apropiada de conocer un hecho es desglosándolo, hurdiendo en cada centímetro de saber.
Pero qué es la indignación, qué la genera y cómo se contagia?
Según la RAE, es el “Enojo, ira, enfado vehemente contra una persona o contra sus actos”, definición esta que me parece insuficiente puesto que la Indignación es algo más que un simple enojo, es la intensificación del enfado, es una pasión que te surge desde el pecho y por sobre todo busca justicia.
Un concepto más acertado lo dio el pensador René Descartes en su “Tratado de las Pasiones” al definirla como “Especie de odio o aversión que se siente naturalmente hacia los que hacen algún mal, de cualquier naturaleza que sea, y en muchas ocasiones irá mezclada con la ira y la piedad. Sin embargo sólo se siente indignación contra los que hacen bien o mal a personas que No lo merecen”.
En base a lo consignado existe un elemento fundamental para que haya Indignación y es el sentirse o ser víctima de una gran Injusticia. La misma que vemos todos los días y claro que uno no anda por la vida indignándose de todo aquello que lo aqueja o incomoda, pero si analizamos bien, es el hastío, el cansancio, un ingrediente fundamental para por fin decir : Basta!
El paraguayo promedio suele ser cálido, inocente, empático, tímido, respetuoso de las jerarquías y en muchas cuestiones sociales, sumiso, apático y titubeante.
Una porción de estos decidió cerrar el puño y golpear la meza, y utilizó las redes sociales como queriendo mostrar una nueva facción de personas que aunque no se conocen, no estén afiliados a ningún partido político y hasta muchos, ni hayan votado aún, tienen algo que los une y es justamente ese factor cohesivo el que, potenciado por la instantaneidad de estas redes, se apropio de la masa.
Y desde el Marzo Paraguayo (como acontecimiento social movilizador) no había visto  tantos jóvenes hablando y opinando sobre la política, acusando, reclamando, demandando y exigiendo RESPETO, se despertó así un paraguayo dormido? O son los nuevos paraguayos, estos que ya no conocen a Stroessner si no más que por los libros y anécdotas de sus padres? Que  se enteran al instante de todo lo que pasa en el mundo y bien podrían ser de acá o de cualquier lugar del planeta. 
Análisis posteriores a este despertar los hay a montones, ya decretaron una muerte temprana a la Indignación,  afirmando que al no tener un líder natural, al no  estructurarse como un partido o movimiento político terminará diluyéndose.  Otros que quieren, como siempre, minimizar el hecho  diciendo que fueron unos cuantos loquitos  zánganos adictos a la Internet!, también tenemos aquellos que quieren hacer marchas por cada fondo desviado o cada licitación transada por los empresarios y el poder….ahhh me olvidaba , están los apáticos de siempre, aquellos abúlicos que  gustan de observar desde la vereda del frente y tienen los ojos grandes, el dedo acusador largo y los testículos chicos.
Independiente a cuál será el futuro de la incipiente Indignación Paraguaya, hay algo que es innegable, hemos empezado a despabilarnos, hemos comprobado que podemos sacarnos el yugo cuando queramos, que si nos juntamos podemos hacer que los rateros del Parlamento salgan por la puerta del fondo, podemos cambiar a quienes nos INDIGNAN. No hay duda, estamos madurando socialmente, tomará su tiempo quizá, pero es un proceso irreversible, ya no volveremos a ser los de antes y nuestros hijos menos!




martes, 22 de mayo de 2012

Lecciones Callejeras


Dicen que cuando uno mira, observa y calla es cuando más asimila los mensajes del entorno, que pueden estar tan nítidos como una respuesta o tan cifrados como una pista, que sólo se nos es revelado cuando aprendemos a observar.
Y después, que hacemos con esa información, nos sirve? , nos enseña algo?, nos hace replantear cuestiones que hasta hace un instante creíamos resueltas? Es uno de los ejercicios más productivos en la vida, descifrar el ambiente e ir replicando ejemplos exitosos y desechando los fallidos.  Lo que sería empirismo puro.
Hace unas semanas estuve en una feria callejera de arte, debo aclarar que es una de las actividades que más feliz me hace puesto que podés ver a los genios pintando, armando, creando, sentados en una manta en el piso, tan lejos de todo y tan cerca de uno mismo.
Empecé el recorrido con un día hermoso, 22 º y el sol acompañando sin desahuciar, tenía 200 mtrs para deleitarme e invité a mi cuerpo que absorba cada detalle; las esculturas de parejas regordetas que se amaban sin tapujos, las tacitas de té con paisajes pintados a mano, luego los dos jóvenes hippies mirando absortos un lienzo, como pidiéndole que les escupa una idea, mate de por medio , mas al fondo una señora cuarentona y de facciones bien italianas sentada en una butaca, con sonrisa enfática me invitaba a mirar sus bellos cuadritos de bailarinas de tangos,  mujeres hermosas con medias de red y guillerminas charoladas, todas en poses bien arrabaleras y atrevidas. Así como lo manda el tango.
Todo era un deleite, pululaban entre extranjeros, guías o simples vendedores de baratijas, tanta gente y toda como ensimismada queriendo grabar cada centímetro de expresión.
En el último tramo del recorrido me llamó la atención un hombre de unos cuarenta y pico de años, evidentemente con un discapacidad física en ambos brazos que les quedaron rígidos a los costados, como el firme de los militares, pero eternamente. Lo sorprendente era como sostenía con la boca un pincel y para mi total asombro y fascinación, con una rápidez increíble iba haciendo trazos en su lienzo, las piernas se me rebelaron y quedé abroquelada frente suyo, sólo atiné a mirarlo hasta con desconcierto, mientras él, entre miradas risueñas sin descuidar su paisaje, me estaba dando una gran lección de vida. Ese desconocido estaba mostrándome lo que era en verdad  una adversidad superada en la vida, y la implacable fuerza de voluntad sazonada con talento y perseverancia.
Su pulpito de trabajo y de lecciones de vida para el transeúnte que estuviese dispuesto a observarlo, era un taburete manchado, seguro donado por algún amigo del barrio, un bastidor y un caballete adaptado para sus números de “magia callejera”, unos cuantos acrílicos de colores muy vivos símbolos de su metamorfosis, con estos exiguos chirimbolos más un raído cuadrito con una leyenda de antología que resumía toda su esencia: “Todo es posible y Más” este desconocido me entregó la posibilidad de seguir preguntándome sobre mis quejas y flaquezas cuando de verdad tengo tanta herramientas en la vida.
Lo comparto para que uds también mediten sobre cuán rápido nos queremos rendir, o que tantas cosas “necesitamos” realmente para empezar e disfrutar. Les dejo estas fotos que son más que elocuentes.





martes, 24 de abril de 2012

La inacabable siesta de tu operación

Llegó la hora señalada, al pensarlo los propios segundos y minutos huían del infortunio, había que estar allí, una hermana lejos de la otra, esas distancias que achican el estómago y dilatan los miedos para que el alma tirite.
Una vez mas subía el telón y los papeles estaban repartidos, no había libretos sólo improvisaciones que acechaban cual cuervos enfermos. En esa siesta ignominiosa una hermana miraba desde la inerte ventana aquellos árboles bailando frenéticamente al ritmo del estruendo, como rogando que no se apaguen las luces. Pedía ella,  no dejarse perturbar por los negros vaticinios de la orquesta del viento, de no sucumbir ante los relámpagos de mal aguero y que quizá cada cuarto de agua caído venía a enjugar su apabullado espíritu.
En verdad no se podía pensar, las neuronas empantanadas en el estiércol del miedo y la parálisis, todo, todo se diluía en ese páramo desierto.
Y del otro lado de la ciudad, unas 30 calles hacia la frontera del todo y la nada, yacía inmóvil la otra hermana, como quien eleva plegarias antes de enfrentar a los demonios. Como quien llama lista a sus ángeles cuidadores.
No se piense que las ingratitudes de la vida y las hieles del infortunio sólo bañan a los débiles, Ah no!
Hay contiendas que sólo las libran los que tienen las entrañas de hierro y allí estaba una vez más, la hermana fuerte, con las falanges de su alma aplacando a los jinetes de la agonía, bordeando taciturna los precipicios de la aflicción.
 Podría apostar que ambas se habrán encontrado en algún éter, se habrán fundido en abrazos y besos, esos que se dan sólo aquellos que han recorrido juntos los mas callosos caminos, esos que se quieren aún extraviados en los confines del infierno.
En esas burbujas silentes y pesadas se desparramaron las casi cinco horas mas largas para estas dos hermanas, una queriéndola del otro lado de la fría ventana y la otra despertando mas alada y enaltecida que de costumbre, sonriendo y transluciendo su alma clara, su corazón bravío y su estirpe de gladiadora.

P.D.: Para Yasmín, mi hermana, la fuerte, la que con sus grandes pasos ha salido de las cuestiones mas dolorosas que muchos ni siquiera podemos imaginar, por que antes que caerse y olvidarse ella sigue cantando y bailando con la vida. Con amor, tu hemanita.

lunes, 12 de marzo de 2012

Ese Ecosistema Imaginario

Cuando se es chica, de verdad, todas las cosas circundantes te parecen tan grandes, tan inconexas, tan ridículamente raras.  Y en esa inconsistencia lúdica estalla el big bang personal, se crea un universo paralelo y a medida, con explicaciones propias sobre temas "muy acuciantes"
En esas épocas, un hecho que siempre me llamaba la atención era ver a los grandes ahogarse con sus problemas en un vaso con agua. Por ejemplo, si hubiesen usado las hojas de los arboles como dinero todo sería más fácil, solo deberían dedicarse a la plantación de los mismos y san se acabó. Además como hay tantísimos arboles todos encimados, no habría gente sin su propia billetera vegetal. Brillante solución sacada de las mil tardes de juegos, donde haciendo de despensera del barrio y  a falta de papel moneda una se ingenia para no cortar la algarabía.
  Conjeturas exóticas sobre el origen de los niños (la decencia me impide entrar en detalles sobre este punto) hasta que te lo explica el erudito de tu hermano o hermana mayor, por la sencilla razón de haber venido a este mundo antes que vos, este ser, supremo y superior en hechos y derechos, es también el depositario de alguna sabiduría extraña que por una cuestión indescifrable te ha sido vedada, una ya vive así en sus inicios la manipulacion de la información.
Sobre el hecho del nacimiento y el momento en que se produce, es un verdadero dilema que aflige mucho cuando no se ha nacido antes que los demás, o sea ha nacido muy tarde, en realidad una cuestión de índole claramente narcisista, irreverente a la hora de reclamar a quien corresponda,  una justificación sobre el orden de las cosas naturales o mejor aún una indemnización genética. El ejercicio obligado, casi diabólico, de imaginarse siendo la mayor, y sentir que, como un inflador de pelotas al compás de las respiraciones te transporta hasta el tiempo en que nace la primera niña en el mundo!  Creo que mi terapeuta me expuso sobradas veces el origen de tanto divague egocéntrico, explicaciones que prefiero obviar por razones prácticas, pero podría llamarse el “síndrome de la hija única”, menudo embrollo para una niña que nació en una familia de tendencias conejisticas y con poca horas semanales de tv.
  Y así, todas estas elucubraciones muy pretensiosas  dificultan la digestión del delicioso almuerzo; ese suculento puchero, que pasea vertiginosamente en los intestinos persiguiendo a las tortillitas de acelga, solo el reposo  absoluto puede calmar el cha cha cha abdominal, para dar paso al tango de ideas.
Para todo tipo de viajes y exploraciones es la siesta una aliada indiscutible, bueno lo era al menos hace varios años. Los padres, estos seres especiales, muy cuidadosos de las formas, los horarios y todo tipo de honditazos  que atenten contra los frágiles deseos de esparcimiento no permitido. Cabe mencionar que la frase “No Permitido” será cuna de futuros arrebatos y te acompañará hasta el último aliento.
Pero de entre el más variado repertorio paralizante siestero,  son las historias, seleccionadas escabrosamente por la abuela de turno, quien con una genialidad creativa, cual posesa  shakesperiana, va desgranando con todo tipo de pausas, silencios y hasta onomatopeyas, las andanzas del temido Karaí Vosa o el Hombre de la Bolsa como se lo conoce en el resto de América Latina.
Sobre estos relatos, hay que convenir otra peculiaridad de los padres; la falta de originalidad, puesto que bastó con que uno haya querido mantener a los hijos a la guarda del silencio, se invento la historia y luego todos los demás padres envidiosos del éxito ajeno empezaron a robar y a esparcir la cruenta falacia del hombre malvado que va buscando siestas, largas y silenciosas, siestas cargadas de niños porfiados. Con una bolsa arpillera infinita reposando en su polvoriento hombro, la memoria selectiva me impide recordar si tenía uno o dos dientes, de todos modos nunca entendí como con tan pocos dientes se comía a tantos niños, me era toda una valentía razonar sobre este punto, encima sabiendo que la próxima víctima podría ser yo.
 Este cuentecillo hoy inocuo, fue el responsable de varias noches pavorosas, donde en reiteradas ocasiones prometía a todos los dioses habidos y por haber, mi total sumisión a la “obediencia debida”, a cambio de que salvase mi pequeño pellejo de los 2 dientes asesinos. Tanto fue el efecto de este mal hábito de las abuelas, que estuve a punto de acallar a esa niña inquieta que tanto me gustaba ser. El Karaí Vosa, tenía como víctimas preferidas domar espíritus caprichosos y sobre todo, niñas charletas, como decían las confabuladas.
No se piense tan a la ligera que el ecosistema imaginario de una niña es solamente un lugar donde flotan ponis rosaditos, muñecas bellamente anoréxicas y  cientos de cajas de maquillajes, en esos momentos en donde las incógnitas se parapetan en la sala de entrada, y los grandes están ocupados creando sus propias teorías, la tierna mente con la experiencia de una vieja cocinera va juntando los ingredientes disponibles y probando siempre cambiar las recetas heredadas de su madre , y así escribiendo su propio libro de comidas favoritas, asistida por lo que fue, lo que es y lo que ella sueña, será.